A medida que más modelos ofrecen la gama completa de posibles mecánicas, desde diésel y gasolina hasta híbridos 100% eléctricos y de gas y eléctricos, la cuestión de qué etiqueta elegir se vuelve más candente.
Las insignias medioambientales llegaron a finales de 2015 y lo hicieron para quedarse. Su objetivo es fomentar la compra de modelos menos contaminantes que mejoren la eficiencia del transporte y la calidad del aire en las ciudades. Y para ello, se basan tanto en incentivos económicos (exenciones fiscales) como incentivos no monetarios (la posibilidad de transitar por carriles de alta ocupación o acceder a los centros de las ciudades). Al principio, la gran mayoría de modelos eran de categoría C … y lo que es más relevante: dentro de un modelo no había posibilidad de elegir entre diferentes etiquetas. Eso significaba que no había un gran dilema: cuando eliges un modelo, te casas con una marca. Pero eso ha cambiado y ahora la etiqueta sigue siendo una variable de compra.
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C
Hasta hace poco, se podía definir como la etiqueta de los coches «normales». Cualquier coche nuevo que no sea híbrido, enchufable o eléctrico, viene con una pegatina C. Cualquier gasolina homologada según Euro 4, 5 o 6 y Euro 6 diésel también tiene derecho a ella *.
ECO
Corresponde a vehículos homologados como enchufables con autonomía eléctrica inferior a 40 km, híbridos eléctricos (o HEV, independientemente de la potencia o voltaje de la hibridación), así como propulsados tanto por gas natural comprimido (GNC) como licuado gas de petróleo (GLP).).
CERO
Es propiedad de aquellos híbridos enchufables con más de 40 km de autonomía eléctrica, eléctricos con autonomía extendida (actualmente no se comercializa ninguno), modelos 100% eléctricos y exóticos (por ejemplo, propulsados por pila de combustible).
* En la práctica, los modelos de gasolina matriculados desde 2006 y los diésel desde 2014.
¿Cuáles son las ventajas?
Insignia C

En la jerarquía de etiquetas, los vehículos C son más grandes que los modelos antiguos con etiqueta B (gasolina registrada en 2000 y diésel de 2006) y aquellos sin etiqueta directa (antes de esos años, deberían mostrar A, que aún no existe). En circunstancias normales, la etiqueta C no ofrece grandes beneficios. Sin embargo, parece que esta etiqueta será necesaria para acceder a la zona de bajas emisiones de Barcelona … y es obligatorio acceder a Madrid cuando se active el escenario 4 del protocolo anticontaminación. Entonces, si vives en una gran ciudad, deberías tenerlo.
Insignia ECO

La insignia es la que ofrece la mejor relación costo / beneficio y es por eso que todos los fabricantes se han enfocado en obtenerla para algunas versiones de sus modelos. Actualmente, la pegatina Eco da acceso a zonas restringidas, como Madrid Central. También otorga bonificaciones por parquímetros (por ejemplo, en Madrid, 50% … aunque esto depende de ordenanzas municipales). Sin embargo, su principal valor radica en la introducción de restricciones futuras: hoy, la etiqueta Eco incluye tantos vehículos que los municipios no podrán aplicar restricciones solo a estos coches.
Insignia cero

Evidentemente, es la pegatina la que otorga los máximos superpoderes. Con ella puedes Estacionamiento gratis En las áreas de estacionamiento reguladas en muchas ciudades, puede usar los carriles BUS-HOV, acceder a algunas carreteras de forma gratuita y conducir durante episodios de alta contaminación. Se encuentra en la parte superior de la jerarquía de etiquetas y estará protegido de los efectos de cualquier cambio de insignia posterior (por ejemplo, si se crean nuevas etiquetas). Acceder a todas estas ventajas supone aceptar el coste adicional de adquirir un híbrido enchufable (disponible desde aproximadamente 26.000 euros) o un modelo 100% eléctrico.
Futuras controversias (y etiquetas)
Las insignias ambientales son una forma de clasificar o «segmentar» los vehículos. El problema es que, al definirlos, la DGT cometió dos errores … que causarán problemas.
El primer (y peor) error es que el sistema de etiquetas no es tecnológicamente neutral … al contrario. Es decir, no se fija en los consumos ni en las emisiones del vehículo, sino que las ignora explícitamente, segmentandolas por el tipo de motor que incorpora. Esto es un problema, porque da igual lo que un modelo consuma o emita: el mero hecho de estar homologado como híbrido le otorga la categoría Eco, sin que su peso ni sus emisiones sean relevantes.
El segundo error es una extensión del primero y consiste en utilizar la definición legal europea de vehículo eléctrico híbrido (HEV) como requisito para acceder a la categoría Eco. Parece que, desde un punto de vista técnico, cualquier modelo que incorpore un motor eléctrico que asista en un momento (por peregrino que sea) al movimiento del vehículo puede homologarse como híbrido eléctrico. Esto ha abierto la puerta a transformar cualquier vehículo en híbrido al incorporar sistemas microhíbridos que tienen un impacto casi insignificante en las emisiones (especialmente contaminantes), pero que nos permiten pasar a la categoría Eco. Y … ¿qué tan bueno será el distintivo Eco cuando todos los coches incorporen tecnología microhíbrida?
La DGT tiene un problema grave porque su sistema de etiquetado se está «disolviendo». Puede crear una etiqueta D para aquellos automóviles nuevos que cumplan con el estándar Euro 6d actual (y muy restrictivo) (lo que sería una muy mala noticia para los automóviles con etiqueta C) … pero también necesita encontrar una forma de tecnología neutral Para regular Eco En cualquier caso, no lo pienses demasiado, porque estos cambios nunca serán retroactivos. Entonces … ¿qué etiqueta te conviene?
A partir de ahora, todos los contactos de la revista TotalMotor incluyen un apartado específico en el que analizamos las versiones con diferentes pegatinas del modelo analizado e intentamos diagnosticar cuál de ellas es la más interesante.